Transformando la brecha laboral, educativa y salarial en entornos rurales

Por: Econ. Gian Pierre Huaman Uñuruco*
En la búsqueda de una sociedad más equitativa y justa, la brecha laboral, derivada de las disparidades educativas entre la zona urbana y rural, se ha traducido en una persistente desigualdad salarial y de oportunidades. Esta realidad sigue siendo un desafío persistente que afecta de manera desproporcionada a mujeres, jóvenes y población vulnerable en el ámbito laboral.
En los últimos años, nuestra experiencia nos ha llevado a recorrer diversas provincias y comunidades de la región de Cusco, participando en diálogos sociales bipartitos y tripartitos con el fin de recoger la problemática y plantear políticas públicas para contribuir al cierre de brechas.
Durante este proceso, una de las problemáticas destacadas es la marcada concentración de la educación técnica y superior en la ciudad. Esto genera como consecuencia que un recién egresado de la educación básica regular de una comunidad campesina, ubicada a 3 o 4 horas de la ciudad, vea limitadas sus posibilidades debido a las carencias económicas familiares. Si decide cursar estudios de educación superior, se enfrenta a costos adicionales como alquiler de vivienda, alimentación, transporte y otros gastos, especialmente si elige una institución privada. En el caso de las universidades públicas, la problemática radica en la limitada disponibilidad de cupos, lo que significa que incluso un postulante con un rendimiento académico aprobatorio no tiene asegurado su ingreso a la institución.
Este fenómeno se puede derivar por diversos factores, como: demanda elevada, recursos limitados, políticas de admisión y cupos asignados por carrera. Sin mencionar las barreras particulares que enfrentan los jóvenes provenientes de zonas rurales, por lo cual es fundamental analizar los desencuentros experimentados por los jóvenes rurales en su transición hacia la educación superior.
Si lo analizamos por el lado de la oferta formativa, aún se evidencia cierto grado de desvinculación en algunas carreras con respecto a las demandas del mercado laboral, acentuando así mayores índices de inadecuación laboral. Por otro lado, en el contexto de jóvenes provenientes de comunidades campesinas, se ha identificado la problemática de manifestaciones de timidez y miedo al hablar en público. Esto puede ser conceptualizado como una dificultad en el desarrollo de habilidades de expresión oral y competencia social. Este desafío presenta implicaciones significativas en la participación efectiva del individuo en entornos laborales y la superación de entrevistas de trabajo, por lo cual es fundamental reforzar las habilidades blandas en los jóvenes egresados de la educación básica regular.
La brecha salarial entre hombres y mujeres, reflejo de desigualdades arraigadas, continúa manifestándose en diversos sectores económicos y niveles profesionales. Estas causas subyacentes, que van desde sesgos de género y edad hasta estructuras organizativas que perpetúan inequidades salariales, son muy evidentes en nuestra región. Producto de ello, se observa que la mayoría de las mujeres están empleadas en sectores económicos de baja productividad, como el extractivo (41.3%), actividades agrícolas, silvicultura y pesca (principalmente), y el sector comercio (21.5%). Así como en sectores de productividad media y baja, como el sector servicio (22%), según datos extraídos de la ENAHO 2022.
Es importante destacar que se evidencia una marcada migración de mujeres desde zonas rurales hacia entornos urbanos, donde se involucran en actividades comerciales o en el sector de servicios, con énfasis en labores relacionadas con el cuidado del hogar. En muchos casos, estas mujeres perciben ingresos inferiores a la remuneración mínima vital y carecen de beneficios sociales según lo establecido por la ley. Esta situación se agrava aún más en nuestra región de Cusco, donde se registra un elevado índice de informalidad, siendo este el ámbito en el cual se concentra principalmente la fuerza laboral femenina. En el sector informal, por ejemplo, un hombre percibe un ingreso promedio de S/ 1080.22, mientras que una mujer recibe S/ 758.20, según información extraída de la ENAHO 2022.
Resulta imperativo iniciar la formulación e implementación de políticas públicas con un enfoque de género en respuesta a la persistencia de marcados contrastes en los espacios laborales de la región. A pesar de los avances significativos en las últimas décadas en la participación femenina en el mercado laboral, subsiste una problemática central, especialmente evidente cuando se aborda la situación de hombres y mujeres con hijos menores de 5 años. En este contexto, la brecha se intensifica, dado que las mujeres destinan más del doble de tiempo no remunerado a responsabilidades domésticas y de cuidado en comparación con sus homólogos masculinos. Este fenómeno ha sido corroborado por estudios, como el de la Dra. Claudia Goldin, ganadora del Premio Nobel de Economía 2023, que identifican el punto de inflexión donde se origina esta disparidad salarial entre géneros. En este sentido, es fundamental que el Estado priorice la atención a la economía del cuidado.
Por otra parte, esta problemática se agudiza en comunidades campesinas y distritos distantes de la capital, donde la disponibilidad de espacios laborales es limitada, donde el principal agente que absorbe esta fuerza laboral formal, son las municipalidades, y distritos donde la presencia de inversión privada es minúscula, se observa una arraigada manifestación de actitudes y prácticas machistas, dando lugar a patrones culturales y sociales que perpetúan las desigualdades de género.
En consecuencia, resulta esencial que el Estado promueva e incentive la inversión privada en los distritos, estableciendo un tripartismo efectivo entre el gobierno, los empresarios y los trabajadores como el motor principal para la expansión de los espacios laborales y la mejora en los niveles de ingreso. No obstante, sostenemos firmemente la convicción de que los niveles de ingresos no pueden aumentar simplemente mediante decreto, como lo evidencia la teoría económica. Por lo tanto, es crucial enfocarse en mejorar los niveles de productividad. Esto implica no solo incentivar la inversión privada, sino también contribuir a la mejora de las capacidades laborales de los trabajadores.
Como medida de política a corto plazo, proponemos utilizar los servicios proporcionados por las diferentes Direcciones Regionales de Trabajo y Promoción del Empleo (DRTPE) y/o Gerencias Regionales de Trabajo y Promoción del Empleo (GRTPE). Además, abogamos por una perspectiva más amplia en el desarrollo de programas de capacitación de competencias laborales, los cuales deben estar alineados con las demandas específicas del distrito y vinculados a un compromiso laboral por parte del empleador. Proponemos adoptar un enfoque similar al implementado con éxito en países como Colombia, Chile y Costa Rica, donde se prepara al trabajador según las necesidades específicas de la empresa, respaldado por un compromiso de contratación y prácticas. Este enfoque refleja un modelo de inclusión laboral que, lamentablemente, no ha sido suficientemente explorado ni desarrollado en nuestro país.
Es crucial destacar la necesidad de una colaboración estrecha entre el Ministerio de Educación (MINEDU) y el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE). No podemos esperar que el MTPE por sí solo contribuya a la reducción de la informalidad y contribuya a mejorar los indicadores de empleo, ya que el problema es estructural, la solución requiere un enfoque integral y coordinado. No podemos esperar cerrar estas brechas con una receta única, ya que la realidad y las problemáticas en la zona rural difieren significativamente de las urbanas.
En relación con las competencias de las (DRTPE) y/o (GRTPE), su contribución es limitada al solo reducirse a la prestación de servicios. Es esencial concretar las propuestas para cerrar brechas a través de proyectos de inversión, transformando así las intenciones en acciones tangibles en nuestras regiones.
* Economista de profesión con especialización en finanzas y una segunda especialización en gestión pública. Egresado de la maestría en proyectos de inversión por la Universidad Nacional de Ingeniería. Actualmente, se desempeña como formulador de políticas públicas en la Gerencia Regional de Trabajo y Promoción del Empleo – Cusco.
«Consultoría e investigación para el desarrollo sostenible»