«Pocas fotos, pero apropiadas».
Por: Abner Trujillo Romero – Director General de POLESTRA.
Existe cierto consenso en la comunidad académica sobre la clasificación de los tipos de registros fotográficos que existen en las campañas electorales, siendo los básicos dos: la fotografía iconográfica de campaña y la fotografía de registro de campaña. De los cuales, es la primera, con el que se espera iniciar la campaña electoral.
“Las fotografías de antes y las de hoy”
Para muchas personas resulta curioso que grandes personajes políticos de la historia como Churchill, Lenin, Hitler o John Kennedy, tengan archivos fotográficos casi impecables. Pocas fotos, pero siempre en una postura favorable y con gestos apropiados para cada ocasión.
Sin embargo, cuando se trata de políticos del siglo XXI, resulta difícil no cruzarnos con fotografías de bajísima calidad, con gestos y posturas inapropiadas o inesperadas. Esto se debe, sobre todo, a que cualquier persona con un dispositivo en la mano o los fotógrafos de los medios de comunicación (que abundan), pueden registrar las imágenes de los políticos en cuestión de segundos.
Desde el punto de vista de la comunicación política, resulta difícil controlar el uso negativo de estas fotografías. Sin embargo, contrario a lo esperado, muchas veces, la fotografía iconográfica del candidato, es la que suele causar más problemas. Esto ocurre, cuando la fotografía oficial destinada a los banners, volantes y demás medios, pese a cumplir la función de imagen principal del político, no es producido profesionalmente.
“Una imagen dice más que mil palabras”
Como es de notar, estos tiempos de grandes cambios tecnológicos, que ha traído consigo una gran apertura a nuevas formas de participación política, ha impactado en la cultura política con el predominio de la espontaneidad (es decir, la poca o nula profesionalización de la actividad política y partidaria). Como consecuencia, el registro de las fotografías iconográficas, por ejemplo, han sufrido un serio revés, al ser asumido dicha función, por algún aficionado, amigo o familiar de los políticos; prevaleciendo así, la carga subjetiva de quien toma la fotografía por sobre el análisis crítico del profesional.
Muchos políticos no logran comprender aún que la fotografía para la política no es un simple retrato. Que más que una imagen, expresa una actitud frente a la vida. La fotografía es la destinada a despertar emociones, generar identificación, contar una historia y expresa las características del tipo de liderazgo del candidato. Por ello, una fotografía iconográfica mal tomada, suele ser la primera batalla perdida de la campaña. Una mala foto, si cabe el término, hace más daño que bien. Genera rechazo y demuestra improvisación.
En los casos de los políticos de quienes escribía al principio, se sabe que, para guardar una fotografía en el archivo, han desechado decenas o centenares hasta encontrar la adecuada para expresar un determinado momento de la historia. Del mismo modo, cuando se trabaja profesionalmente la fotografía política, cada una de las fotos pasa por un tamiz crítico, siendo seleccionadas las apropiadas y, eliminadas las que pueden causar cualquier daño a la imagen del político. Lo propio ocurre con las fotografías de registro durante la campaña. Se controla y procesa bajo parámetros estrictos.
Aquí viene una pregunta recurrente: entonces, ¿es necesario contar con un comunicador social o fotógrafo profesional para tan exigente trabajo? La respuesta es sí y no.
¡Sí!, se tiene que contar con un fotógrafo profesional; pero, sobre todo, que, además, tenga conocimientos científicos de la política. No se está tomando fotografías a una manzana o a un edificio. Tampoco es una foto familiar cualquiera. Se trata de una fotografía destinada a despertar emociones y que permite comunicar un tipo de liderazgo político. Por esta razón cada detalle tiene su por qué.
La recomendación al respecto, es contactar con una agencia de consultoría política o un equipo experimentado en fotografía política. Ya que los especialistas en construcción de la imagen política, tendrán que articular la fotografía iconográfica en el marco de la estrategia política general de la campaña.